Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Hoy me he sentido peor que de costumbre, pero en este día Jesús me dio más oportunidades para ejercitarme en las virtudes. Y ha sucedido que tenía un trabajo más penoso. La hermana de la cocina me manifestó su descontento por haber llegado tarde al almuerzo, aunque me fue completamente imposible venir antes. Pero me sentía tan mal que he tenido que pedir a la Madre Superiora el permiso de acostarme. Fui a pedir a la Hermana N. reemplazarme en mi tarea; recibí otra reprimenda: ¿Y qué, hermana, se ha cansado tanto que va a acostarse de nuevo? ¡Vaya con este acostarse! Escuché esto, pero no ha sido todo, he tenido que ir todavía a pedir a la hermana que atiende a los enfermos que me traiga la comida. Cuando se lo dije, ha saltado detrás de mi de la capilla al pasillo para poder decir lo que sentía: ¿Por qué va a acostarse, hermana? etc… Le pedí no traerme nada. Lo relato muy brevemente, porque no es mi intención escribir de estas cosas, pero lo hago solamente para que no se comporten así con otra alma, porque eso no agrada al Señor. En un alma que sufre debemos ver a Jesús crucificado y no un parasito y una carga para la Comunidad. Un alma doliente, sumisa a la voluntad de Dios atrae más bendiciones divinas al convento que todas las almas que trabajan. Pobre la casa dónde no hay hermanas enfermas. A veces Dios concede muchas y grandes gracias en consideración de las almas que sufren y aleja muchos castigos solamente en atención a esas almas.
Reflexión: Caridad Fraterna
No es mi intención aceptar estas cosas, pero lo hago para que no se comporten así con otra alma, porque eso no es grato al Señor. En un alma que sufre debemos ver a Jesús crucificado. En esto conoceréis que son mis discípulos en que os amáis los unos a los otros. El apóstol S. Juan: “Si no amamos al prójimo que vemos ¿Cómo vamos a amar a Dios a quien no vemos?”. Debemos permanecer con Dios para conocer su bondad, debemos estar en recogimiento para conocer nuestra miseria y despreciarnos, que estas son las dos fuentes de la caridad fraterna y el secreto para amar a los hermanos.
La caridad fraterna es virtud predilecta de nuestro Señor: ¿Cuáles son los caracteres de la caridad fraterna? El mismo amor que tuvo el Señor para con nosotros. Primero, el Señor nos ha amado por nosotros mismos y no para sí. Amar a los otros para uno mismo, es puro egoísmo. Hay que amar a nuestros hermanos por su bien espiritual y temporal. A los hermanos con quienes convivimos debemos amarlos más que a cualquiera otro en el mundo. Si alguno no tiene cuidado de los suyos y sobre todo, de los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que un infiel. Esta caridad debe extenderse al cuerpo y al alma de nuestros hermanos. Segundo carácter de la caridad, es la humildad. Jesús se consideraba siempre como servidor de los apóstoles. No debemos ponernos nunca sobre los demás, ni sentirnos superiores a causa de nuestra ciencia o virtud. Tercero: el respeto; la caridad que no honra, es orgullo. Cuarto: la abnegación, orar por la santidad y perfección del otro. El apostolado debe ser de oración y mortificación. ¿Cuantos pecados se cometen contra la caridad? De pensamiento, omisión y juicio.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la caridad a tí y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.